martes

Llegó mal e insinuó soborno a Paparazzi



Productor de TV se tomó hasta el agua del florero






Su semblante fue quien resistió el más duro embate de una noche ajetreada. La mirada perdida, el aliento destilando etanol y la pérdida sicomotora para esbozar oraciones simples; sirvieron de elementos probatorios a “Serias Infidencias” para no recurrir al Alcotest, para determinar su estado de ebriedad.
El equipo periodístico de Serias Infidencias ya detectó su anormal estado cuando lo vio bajar de su vehículo, de la marca Ford tipo Festiva modelo 97, en el estacionamiento del canal.
Andrew, como lo conocen sus amigos, simulaba ser un hombre sensato, que no acostumbra llegar en ese estado a su puesto laboral. Sin embargo, en la mañana del martes 29 de setiembre, esta imagen se vino abajo.
Al bajar de su vehículo, los periodistas de Serias Infidencias pudieron notar en su rostro las profundas marcas dejadas por la almohada y las sábanas, y todavía tenía entre los labios, las líneas torcidas de una babosada intermitente.
Según informaciones preliminares, Andrew fue mentor y principal anfitrión de una noche de alcohol y lujuria, bajo el viejo argumento de la despedida de soltero de uno de sus amigos.
En conversaciones informales, Andrew reconoció que ingirieron una sustancia no permitida ni siquiera en los Estados Unidos, bajo la denominación de “Absinto”, bebida francesa originada en el año 1972, y que tiene como principal función “acelerar el proceso de embriaguez de quien lo consume”. Se trata de un estimulante síquico de efecto narcótico; levemente anestésico, que da una sensación de paz y relajamiento.
Estas características pudieron ser constatadas por científicos contratados por Serias Infidencias, en una observación preliminar a la fotografía tomada por nuestro paparazzi que está expuesta más arriba.
Uno de los reporteros de nuestro medio denunció que el afectado lo quiso sobornar por la irrisoria suma de Gs. 5.000, ya que mientras se disponía a bajar la foto en la PC, Andrew se acercó con el dinero oculto entre los dedos y guiñándole el ojo intento convencer a nuestro servidor que decline en sus principios; ya que la oferta era “demasiado pequeña”.
Al cierre de nuestra edición Andrew andaba zigzagueante por los pasillos del canal y solicitó, con notable gesto de humillación, que uno de los compañeros de prensa le diera una “importante mano” para la realización de su programa.

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